Tú… Desconocido lector de este humilde blog… ¿Cómo estás? ¿Qué tal te encuentras? ¿Has abrazado hoy ya a alguien? ¿Has besado a alguien?
Perdona mis preguntas, seguramente me esté metiendo donde no me llaman. Pero si estás aquí, es porque también te estás metiendo en mi rinconcito web. En el cuál eres bienvenido. Espero arrancarte mil sonrisas… Mil lágrimas… Mil sentimientos que provoquen cientos de pensamientos en tu mente y; a pesar de ello, sigas queriendo más. Este humilde rincón no pretende ser más que el pequeño reflejo de lo que pretendo ser, deseo ser y finalmente soy. Un ser humano como todos los demás que busca ocupar su rinconcito en el mundo. Un rinconcito que sin lugar a dudas todos tenemos de algún modo…
Es curioso que muchas personas ansían tener sus rinconcitos y luchan toda su vida por obtenerlos. Y un gran número lo consiguen, ya que por muchos planes que puedas tener, por muchos preparativos que pudieras hacer, al final nuestros rinconcitos llegan cuando menos lo esperamos. ¿Pero que son nuestros rinconcitos? ¿Cómo los obtenemos? ¿Existe alguna forma milenaria de monjes tibetanos que nos enseñe a saber que son y cuando los hemos conseguido?
Para la primera pregunta seré claro. Es todo ese momento en el que no necesitas nada más que lo que te está rodeando. Un momento en el que no hay preguntas, ni respuestas, ni dudas, ni miedos. Y es un momento que puede durar toda una vida, o unos segundos como el más íntimo de los suspiros. Respecto a las demás preguntas, muchas personas tienen todo lo que el resto podríamos desear. Y quizás con ello obtienen muchos privilegios que los demás jamás llegaremos siquiera a soñar. Sin embargo, solo hay que observar detenidamente a esas personas para saber si realmente han encontrado su rinconcito y son felices por ello. Y caes en la cuenta de que la gran mayoría no lo son. Aunque much@s se han convencido a si mism@s de que lo son, realmente llega un día en que cuando algo serio sucede y esa burbuja de autoconvecimiento se disipa, se dan cuenta de que no han sabido suplir muy bien sus carencias.
Para muestra los famosos. Desde los más jóvenes que comienzan a echar a perder sus vidas con ciertas acciones, hasta los que humildemente han reconocido que sufren depresiones. Ya no entraré en si la fama tiene o no ese precio. Ya que siempre hay excepciones que confirman las reglas.
Para muestra la clase política. No me meteré a hablar de esas personas primerizas que están en la carrera por sus convicciones. Ni esas excepciones que realmente pueden sentirse orgullosas de no haberse dejado seducir por el poder ni el dinero totalmente. No… No me meteré con esas personas. Pero con el resto… Ebrios por lo que el vil y maneado metal les puede dar… Por el control y el poder que pueden recibir y otorgar… Tan ebrios por ello que un día perdieron la perspectiva del horizonte que les impulsó a lanzarse a la carrera. Y como tal, aquí no entran el otro gran porcentaje que a pesar de no tener carreras, ni títulos, ni grandes preparaciones o perspectivas, han acabado en puestos de importancia porque conocen a alguien. Este otro tipo de "ebrios" son los peores.
Para muestra un gran número de los jóvenes de fin de semana en locales ruidosos. Donde botella a botella… Donde trago a trago… Donde pastilla a pastilla se evaden de su propia realidad en pos de encontrar aquello que ansían obtener. Aún a sabiendas de que aún no lo tienen claro el qué pueda ser… Jóvenes que gritan en plena calle provocando discusiones y peleas insanas. Jóvenes que pervierten la palabra "happy" para definir su estado más lejos de lo que su propia realidad puede llevarles. Jóvenes que no saben escucharse a si mismos; mucho menos a los demás; y no hacen por cambiarlo porque pretenden demostrar algo que; con el tiempo, verán que es infructuoso.
Todas estas personas, incluyendo muchas más que se quedan sin nombrar llegará un día en el que quien más y quien menos acabará cayendo en la cuenta de que muchas veces sus rinconcitos y lo que los hacía felices estaba delante de sus narices, y sin embargo han estado toda su vida dando pasos hacia atrás y sacándole fotografías.
De algún modo todos tenemos nuestro rincón. Solo hemos de mantener los ojos bien abiertos.
Quizás peque de ominoso al lanzar una pequeña crítica sobre estas personas en esta reflexión. O quizás incluso peque de EXTRA de ques"ominoso" al desear su extinción fuera de las palabras utilizadas en esta entrada. ¿Qué se yo? A mi lo que mi importa ahora mismo es saber si tú; estimado y anónimo lector que me estás leyendo ahora; eres feliz. Si de algún modo y en general, cuando te preguntan algo así o, ¿Cómo te ha ido? Sientes en gran parte que estás bien sin tener que dar más detalles sobre nada más, y sin embargo sientes plenamente que tampoco te hace falta callarte nada más.
Estimado lector…
Si esto te sucede cuando te preguntan, ¿que tal? Eso es porque de algún modo te encuentras centrado en tu rinconcito. No hablo ya de felicidad absoluta, ya que muchas personas desconocen que la felicidad absoluta no existe, si no que la misma es realmente cuando intentamos dar una explicación de cómo te encuentras y te das cuenta que decir "bien", es el mejor término, más claro y llano que puedes encontrar.
Mucha gente cree que la felicidad absoluta es otra cosa, o que ella consiste en tener todo lo que pudiéramos desear. Yo deseo conducir un Porche 911 GT3 o un Corvette ZR1 y aunque sé y acepto con suma certeza (sin cerrarme ninguna puerta) que nunca tendré uno, también tengo muy claro que algún día puedo darme el capricho o la pequeña alegría de conducir durante 1/2/3 o incluso 4 vueltas el deportivo de mis sueños en alguno de los circuitos españoles donde se alquilan por vueltas. Y aquí radica la verdad...
Donde la suma felicidad no existe, yo aludo a una gran frase que dicta: "La verdadera felicidad consiste en darse pequeñas alegrías regularmente". Y ella misma no implica tampoco que seamos egoístas mirando nuestro ombligo contínuamente, no. Ya que si lo hiciéramos acabaríamos en ese profundo agujero consistente en buscar nuestro rinconcito tal como lo hacen los grupos listados arriba. No… Las pequeñas alegrías de esta gran frase también pueden ser obtenidas a través de los ojos y sonrisas de terceras personas en nuestras vidas. Y ¿por qué no? También de personas ajenas que nunca antes se habían cruzado con nosotros. No obstante, considero que llegar al punto de encontrar las pequeñas alegrías mediante terceros, ya entra en cuenta otro factor imprescindible como es el de la humildad de uno mismo.
Considero muy necesario que uno mismo ha de ser humilde en general, sea cual sea su naturaleza o sus raíces. Independientemente también del carácter y la forma de ser que se tenga como persona. La humildad interna; y que queda reflejada en como interactuamos con el resto; tienen una gran importancia si queremos que llegue el día en que nos alegren el día con simplemente escuchar a alguien conseguir una meta. Un sueño… Un evento… Verlo reflejado en sus ojos y sentir de algún modo una empatía con la que conectar. Pero como ya digo, esto es un gran arenal de otro costal de Bilbao. (¿Hace falta que detalle que con lo "de Bilbao" me refiero a "de cuatro pares de cojones"? Me alegro…)
Por eso; vuelvo a ti mi querido lector; ¿has abrazado hoy ya a alguien? ¿Has sonreído o has hecho sonreír a alguien? Si las respuestas son negativas, ¿Qué cojones estas haciendo aquí? Levanta tu culo ahora mismo y abraza al primer ser vivo que te encuentres en casa… Eso sí, si estás en transporte público mejor será que uses el famoso slogan de FREE HUGS ("abrazos gratis", para los de la LOGSE). Sea como fuere, no dejes que ningún día pase sin que haya una simple sonrisa, por muy negro que tengas el porvenir. Por 2 razones de peso. Si lo que te preocupa no tiene solución, ¿para que preocuparse? Y si lo que te preocupa sí que tiene solución, ¿para que preocuparse también? Solo el ser humano; considerado como el animal racional, podía llegar a ser el más irracional de los animales. Y todo porque en versión resumida SOMOS GILIPOLLAS y en versión extendida, porque tendemos a racionalizar, preocuparnos, y agobiarnos por todo aquello que nos rodea. Ya no me meto en relaciones humanas, empatía, engaños y demás miserias que la condición humana conllevan tener como compañía a lo largo de nuestra vida, no. Me refiero a lo más material. Lo que hace al ser humano rastrero y egoísta y que a su vez lo hace perder el rumbo. Y la búsqueda de su rinconcito se convierte en algo cuasi ególatra cuando pierde el rumbo. Por eso una simple sonrisa a alguien la considero algo fundamental. Si sabes hacerlo, y además es sincero, ya tienes un buen trecho del camino recorrido.
Yo no puedo quejarme. Aunque esté en el paro, no puedo quejarme en lo referente a mi rinconcito. Quizás tenga otras preocupaciones menos etéreas de cara al día de mañana y mi porvenir. Sin embargo he aprendido que puedes estar centrado en tu rinconcito, haciéndolo lo mejor que puedas y no perder de vista el horizonte para forjarte en tus propios deseos ese "día de mañana". (Que es Martes… Inserte risa gilipollas y sonido de batería aquí)
Siempre he tenido muy claras ciertas premisas en mi vida, y aunque muchas las he aprendido con golpes, con estos también he aprendido mucho. Gracias a mi educación tengo muy claro que no me cierro a ninguna circunstancia que esté por venir. Y esta educación la he obtenido gracias a la familia, los pensamientos y las vivencias del día a día. Vivencias que me han ayudado a darme cuenta que en mi vida no deseo nada más de lo que puedo llegar a conseguir. Y la familia a la que agradecérselo cada día que pasa. Sin olvidarme de englobar en este grupo a los amigos de verdad a los que también agradecer cada día.
Una bonita frase que dijo mi mejor amigo en un concierto "Mi familia no son solo los padres, madres, hermanos y hermanas, etc. No. Mi familia también son los amigos que están conmigo. Finalmente hermanos y hermanas de otros padres".
Gente… Si llegáis a una conclusión como la de mi amigo, podéis tener la certeza de que estáis centrados en vuestro rinconcito. Y la lucha de cada día por encontrarlo, debería ser la lucha de cada día por mantenerlo.
A BROCHE FINAL PERSONAL: Este fin de semana pasado me vi en perspectiva. Algo así como fuera de mi mismo en un determinado momento. Y no… No malpenséis. (Aunque diciendo que no malpenséis uno malpiensa, ¿verdad? ARRRRR!!!) Pos eso, este finde tuve una reunión con este grupo de amig@s del que ya he dejado caer algún detalle a lo largo de este escrito; aprovechando que sería la última quedada que haríamos con uno de ellos que va a luchar por encontrar su rinconcito y su porvenir fuera del país. Pos hubo un momento interesante, en el que mientras mis amig@s hablaban sobre libros a los que se habían enganchado, o películas que les habían gustado, sentí verme en perspectiva un antes y un después de esa situación… Me sentí en mi rinconcito tal como me siento cuando estoy con mi familia en casa. Contento y sin necesidad de más condimentos para mejorar la situación. En esas décimas de segundo mientras mis amig@s hablaban; y mejor aún SIN dejar de prestar atención a todo lo que hablaban (cosa rara porque el hombre no puede hacer 2 cosas a la vez); volví la mirada atrás y no encontré nada parecido ni mejor.
Me pareció toda una ironía, ya que aquí sentado en una mesa tranquilamente, escuchando, hablando, riendo con estas personas que hasta hace algo más de un año no los conocía y sin embargo ahora, todos sus buenos momentos, se convierten en mis mejores momentos cada día que pasa.
Y en la mirada atrás, sentado en otra mesa de un local con ruido, escuchando como unos pocos se quejaban por todo, discutían por todo, y hablaban/criticaban a terceros sin estar presentes. Pseudo-sonriendo en muy pocos momentos por insufribles coñas sin gracia, y nada más pensando en la hora de irme a mi casa porque; a excepción de una chica en el grupo; con el resto me aburría soberanamente.
Es por ello que la ironía estriba en esto… Al igual que dicen que "tu pareja llega cuando menos lo esperas" (frase o término que odio a tropel), el encontrar tu rinconcito también lo hace (y aquí doy fe).
Por ello, y situándome varias horas más tarde esta misma noche del fin de semana; no pude más que pensar en ello durante el paseo que me di hasta casa (que habiendo perdido el último metro, tuve que dármelo de casi una hora y media andando pero por voluntad y disfrute propios).
Y en ese paseo de pensamientos, no pude evitar caer en el sentimiento de lástima hacia todas aquellas personas, cuando pasé al lado de la recién abierta discoteca que hay a las afueras del barrio. Personas invadiendo la calzada jugando con un balón a rebotarlo en los coches ajenos, ensuciando las aceras, traficando con pastillas, bebiendo sin cesar, pegando gritos, golpeando al prójimo y gritando ebrios a los 3 vientos que "ahora mismo están happys".
Francamente gente… Y sin entrar en la crítica de cómo pasamos nuestro tiempo cada uno; tengo cada día que pasa más claro que no conoceréis jamás el verdadero significado de ese término hasta que dejéis de hacer ruido. Ya que el ruido aquí, enturbia (bonito término) la visibilidad ante la búsqueda de nuestro propio rinconcito.
Siempre he pensado que nuestras vidas son riachuelos que se cruzan y se dividen. Muchos disfrutamos buceando de nuestro viaje hasta que desembocamos en el mar. Pero muchas personas deciden construirse puentes y pasar por encima. Quizás encontrando MOMENTÁNEAMENTE satisfacciones breves e intensas que pueden o no merecer la pena, pero que de un modo u otro nos aleja del agua que nos mantiene unidos a lo que somos de verdad.
Ante la pregunta arriba formulada de, ¿qué hacer para encontrar nuestro propio rinconcito? Quizás no exista una respuesta. Aunque siempre he tenido la firme convicción de que lo mejor para todo en general es cerrar los ojos, escuchar todo y a todos los que te rodean, y dejar que las propias aguas de tu vida te lleven a su cauce.
Es lo que pienso…
Es lo que siento…
Perdona mis preguntas, seguramente me esté metiendo donde no me llaman. Pero si estás aquí, es porque también te estás metiendo en mi rinconcito web. En el cuál eres bienvenido. Espero arrancarte mil sonrisas… Mil lágrimas… Mil sentimientos que provoquen cientos de pensamientos en tu mente y; a pesar de ello, sigas queriendo más. Este humilde rincón no pretende ser más que el pequeño reflejo de lo que pretendo ser, deseo ser y finalmente soy. Un ser humano como todos los demás que busca ocupar su rinconcito en el mundo. Un rinconcito que sin lugar a dudas todos tenemos de algún modo…
Es curioso que muchas personas ansían tener sus rinconcitos y luchan toda su vida por obtenerlos. Y un gran número lo consiguen, ya que por muchos planes que puedas tener, por muchos preparativos que pudieras hacer, al final nuestros rinconcitos llegan cuando menos lo esperamos. ¿Pero que son nuestros rinconcitos? ¿Cómo los obtenemos? ¿Existe alguna forma milenaria de monjes tibetanos que nos enseñe a saber que son y cuando los hemos conseguido?
Para la primera pregunta seré claro. Es todo ese momento en el que no necesitas nada más que lo que te está rodeando. Un momento en el que no hay preguntas, ni respuestas, ni dudas, ni miedos. Y es un momento que puede durar toda una vida, o unos segundos como el más íntimo de los suspiros. Respecto a las demás preguntas, muchas personas tienen todo lo que el resto podríamos desear. Y quizás con ello obtienen muchos privilegios que los demás jamás llegaremos siquiera a soñar. Sin embargo, solo hay que observar detenidamente a esas personas para saber si realmente han encontrado su rinconcito y son felices por ello. Y caes en la cuenta de que la gran mayoría no lo son. Aunque much@s se han convencido a si mism@s de que lo son, realmente llega un día en que cuando algo serio sucede y esa burbuja de autoconvecimiento se disipa, se dan cuenta de que no han sabido suplir muy bien sus carencias.
Para muestra los famosos. Desde los más jóvenes que comienzan a echar a perder sus vidas con ciertas acciones, hasta los que humildemente han reconocido que sufren depresiones. Ya no entraré en si la fama tiene o no ese precio. Ya que siempre hay excepciones que confirman las reglas.
Para muestra la clase política. No me meteré a hablar de esas personas primerizas que están en la carrera por sus convicciones. Ni esas excepciones que realmente pueden sentirse orgullosas de no haberse dejado seducir por el poder ni el dinero totalmente. No… No me meteré con esas personas. Pero con el resto… Ebrios por lo que el vil y maneado metal les puede dar… Por el control y el poder que pueden recibir y otorgar… Tan ebrios por ello que un día perdieron la perspectiva del horizonte que les impulsó a lanzarse a la carrera. Y como tal, aquí no entran el otro gran porcentaje que a pesar de no tener carreras, ni títulos, ni grandes preparaciones o perspectivas, han acabado en puestos de importancia porque conocen a alguien. Este otro tipo de "ebrios" son los peores.
Para muestra un gran número de los jóvenes de fin de semana en locales ruidosos. Donde botella a botella… Donde trago a trago… Donde pastilla a pastilla se evaden de su propia realidad en pos de encontrar aquello que ansían obtener. Aún a sabiendas de que aún no lo tienen claro el qué pueda ser… Jóvenes que gritan en plena calle provocando discusiones y peleas insanas. Jóvenes que pervierten la palabra "happy" para definir su estado más lejos de lo que su propia realidad puede llevarles. Jóvenes que no saben escucharse a si mismos; mucho menos a los demás; y no hacen por cambiarlo porque pretenden demostrar algo que; con el tiempo, verán que es infructuoso.
Todas estas personas, incluyendo muchas más que se quedan sin nombrar llegará un día en el que quien más y quien menos acabará cayendo en la cuenta de que muchas veces sus rinconcitos y lo que los hacía felices estaba delante de sus narices, y sin embargo han estado toda su vida dando pasos hacia atrás y sacándole fotografías.
De algún modo todos tenemos nuestro rincón. Solo hemos de mantener los ojos bien abiertos.
Quizás peque de ominoso al lanzar una pequeña crítica sobre estas personas en esta reflexión. O quizás incluso peque de EXTRA de ques"ominoso" al desear su extinción fuera de las palabras utilizadas en esta entrada. ¿Qué se yo? A mi lo que mi importa ahora mismo es saber si tú; estimado y anónimo lector que me estás leyendo ahora; eres feliz. Si de algún modo y en general, cuando te preguntan algo así o, ¿Cómo te ha ido? Sientes en gran parte que estás bien sin tener que dar más detalles sobre nada más, y sin embargo sientes plenamente que tampoco te hace falta callarte nada más.
Estimado lector…
Si esto te sucede cuando te preguntan, ¿que tal? Eso es porque de algún modo te encuentras centrado en tu rinconcito. No hablo ya de felicidad absoluta, ya que muchas personas desconocen que la felicidad absoluta no existe, si no que la misma es realmente cuando intentamos dar una explicación de cómo te encuentras y te das cuenta que decir "bien", es el mejor término, más claro y llano que puedes encontrar.
Mucha gente cree que la felicidad absoluta es otra cosa, o que ella consiste en tener todo lo que pudiéramos desear. Yo deseo conducir un Porche 911 GT3 o un Corvette ZR1 y aunque sé y acepto con suma certeza (sin cerrarme ninguna puerta) que nunca tendré uno, también tengo muy claro que algún día puedo darme el capricho o la pequeña alegría de conducir durante 1/2/3 o incluso 4 vueltas el deportivo de mis sueños en alguno de los circuitos españoles donde se alquilan por vueltas. Y aquí radica la verdad...
Donde la suma felicidad no existe, yo aludo a una gran frase que dicta: "La verdadera felicidad consiste en darse pequeñas alegrías regularmente". Y ella misma no implica tampoco que seamos egoístas mirando nuestro ombligo contínuamente, no. Ya que si lo hiciéramos acabaríamos en ese profundo agujero consistente en buscar nuestro rinconcito tal como lo hacen los grupos listados arriba. No… Las pequeñas alegrías de esta gran frase también pueden ser obtenidas a través de los ojos y sonrisas de terceras personas en nuestras vidas. Y ¿por qué no? También de personas ajenas que nunca antes se habían cruzado con nosotros. No obstante, considero que llegar al punto de encontrar las pequeñas alegrías mediante terceros, ya entra en cuenta otro factor imprescindible como es el de la humildad de uno mismo.
Considero muy necesario que uno mismo ha de ser humilde en general, sea cual sea su naturaleza o sus raíces. Independientemente también del carácter y la forma de ser que se tenga como persona. La humildad interna; y que queda reflejada en como interactuamos con el resto; tienen una gran importancia si queremos que llegue el día en que nos alegren el día con simplemente escuchar a alguien conseguir una meta. Un sueño… Un evento… Verlo reflejado en sus ojos y sentir de algún modo una empatía con la que conectar. Pero como ya digo, esto es un gran arenal de otro costal de Bilbao. (¿Hace falta que detalle que con lo "de Bilbao" me refiero a "de cuatro pares de cojones"? Me alegro…)
Por eso; vuelvo a ti mi querido lector; ¿has abrazado hoy ya a alguien? ¿Has sonreído o has hecho sonreír a alguien? Si las respuestas son negativas, ¿Qué cojones estas haciendo aquí? Levanta tu culo ahora mismo y abraza al primer ser vivo que te encuentres en casa… Eso sí, si estás en transporte público mejor será que uses el famoso slogan de FREE HUGS ("abrazos gratis", para los de la LOGSE). Sea como fuere, no dejes que ningún día pase sin que haya una simple sonrisa, por muy negro que tengas el porvenir. Por 2 razones de peso. Si lo que te preocupa no tiene solución, ¿para que preocuparse? Y si lo que te preocupa sí que tiene solución, ¿para que preocuparse también? Solo el ser humano; considerado como el animal racional, podía llegar a ser el más irracional de los animales. Y todo porque en versión resumida SOMOS GILIPOLLAS y en versión extendida, porque tendemos a racionalizar, preocuparnos, y agobiarnos por todo aquello que nos rodea. Ya no me meto en relaciones humanas, empatía, engaños y demás miserias que la condición humana conllevan tener como compañía a lo largo de nuestra vida, no. Me refiero a lo más material. Lo que hace al ser humano rastrero y egoísta y que a su vez lo hace perder el rumbo. Y la búsqueda de su rinconcito se convierte en algo cuasi ególatra cuando pierde el rumbo. Por eso una simple sonrisa a alguien la considero algo fundamental. Si sabes hacerlo, y además es sincero, ya tienes un buen trecho del camino recorrido.
Yo no puedo quejarme. Aunque esté en el paro, no puedo quejarme en lo referente a mi rinconcito. Quizás tenga otras preocupaciones menos etéreas de cara al día de mañana y mi porvenir. Sin embargo he aprendido que puedes estar centrado en tu rinconcito, haciéndolo lo mejor que puedas y no perder de vista el horizonte para forjarte en tus propios deseos ese "día de mañana". (Que es Martes… Inserte risa gilipollas y sonido de batería aquí)
Siempre he tenido muy claras ciertas premisas en mi vida, y aunque muchas las he aprendido con golpes, con estos también he aprendido mucho. Gracias a mi educación tengo muy claro que no me cierro a ninguna circunstancia que esté por venir. Y esta educación la he obtenido gracias a la familia, los pensamientos y las vivencias del día a día. Vivencias que me han ayudado a darme cuenta que en mi vida no deseo nada más de lo que puedo llegar a conseguir. Y la familia a la que agradecérselo cada día que pasa. Sin olvidarme de englobar en este grupo a los amigos de verdad a los que también agradecer cada día.
Una bonita frase que dijo mi mejor amigo en un concierto "Mi familia no son solo los padres, madres, hermanos y hermanas, etc. No. Mi familia también son los amigos que están conmigo. Finalmente hermanos y hermanas de otros padres".
Gente… Si llegáis a una conclusión como la de mi amigo, podéis tener la certeza de que estáis centrados en vuestro rinconcito. Y la lucha de cada día por encontrarlo, debería ser la lucha de cada día por mantenerlo.
A BROCHE FINAL PERSONAL: Este fin de semana pasado me vi en perspectiva. Algo así como fuera de mi mismo en un determinado momento. Y no… No malpenséis. (Aunque diciendo que no malpenséis uno malpiensa, ¿verdad? ARRRRR!!!) Pos eso, este finde tuve una reunión con este grupo de amig@s del que ya he dejado caer algún detalle a lo largo de este escrito; aprovechando que sería la última quedada que haríamos con uno de ellos que va a luchar por encontrar su rinconcito y su porvenir fuera del país. Pos hubo un momento interesante, en el que mientras mis amig@s hablaban sobre libros a los que se habían enganchado, o películas que les habían gustado, sentí verme en perspectiva un antes y un después de esa situación… Me sentí en mi rinconcito tal como me siento cuando estoy con mi familia en casa. Contento y sin necesidad de más condimentos para mejorar la situación. En esas décimas de segundo mientras mis amig@s hablaban; y mejor aún SIN dejar de prestar atención a todo lo que hablaban (cosa rara porque el hombre no puede hacer 2 cosas a la vez); volví la mirada atrás y no encontré nada parecido ni mejor.
Me pareció toda una ironía, ya que aquí sentado en una mesa tranquilamente, escuchando, hablando, riendo con estas personas que hasta hace algo más de un año no los conocía y sin embargo ahora, todos sus buenos momentos, se convierten en mis mejores momentos cada día que pasa.
Y en la mirada atrás, sentado en otra mesa de un local con ruido, escuchando como unos pocos se quejaban por todo, discutían por todo, y hablaban/criticaban a terceros sin estar presentes. Pseudo-sonriendo en muy pocos momentos por insufribles coñas sin gracia, y nada más pensando en la hora de irme a mi casa porque; a excepción de una chica en el grupo; con el resto me aburría soberanamente.
Es por ello que la ironía estriba en esto… Al igual que dicen que "tu pareja llega cuando menos lo esperas" (frase o término que odio a tropel), el encontrar tu rinconcito también lo hace (y aquí doy fe).
Por ello, y situándome varias horas más tarde esta misma noche del fin de semana; no pude más que pensar en ello durante el paseo que me di hasta casa (que habiendo perdido el último metro, tuve que dármelo de casi una hora y media andando pero por voluntad y disfrute propios).
Y en ese paseo de pensamientos, no pude evitar caer en el sentimiento de lástima hacia todas aquellas personas, cuando pasé al lado de la recién abierta discoteca que hay a las afueras del barrio. Personas invadiendo la calzada jugando con un balón a rebotarlo en los coches ajenos, ensuciando las aceras, traficando con pastillas, bebiendo sin cesar, pegando gritos, golpeando al prójimo y gritando ebrios a los 3 vientos que "ahora mismo están happys".
Francamente gente… Y sin entrar en la crítica de cómo pasamos nuestro tiempo cada uno; tengo cada día que pasa más claro que no conoceréis jamás el verdadero significado de ese término hasta que dejéis de hacer ruido. Ya que el ruido aquí, enturbia (bonito término) la visibilidad ante la búsqueda de nuestro propio rinconcito.
Siempre he pensado que nuestras vidas son riachuelos que se cruzan y se dividen. Muchos disfrutamos buceando de nuestro viaje hasta que desembocamos en el mar. Pero muchas personas deciden construirse puentes y pasar por encima. Quizás encontrando MOMENTÁNEAMENTE satisfacciones breves e intensas que pueden o no merecer la pena, pero que de un modo u otro nos aleja del agua que nos mantiene unidos a lo que somos de verdad.
Ante la pregunta arriba formulada de, ¿qué hacer para encontrar nuestro propio rinconcito? Quizás no exista una respuesta. Aunque siempre he tenido la firme convicción de que lo mejor para todo en general es cerrar los ojos, escuchar todo y a todos los que te rodean, y dejar que las propias aguas de tu vida te lleven a su cauce.
Es lo que pienso…
Es lo que siento…
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2 comentarios:
Me alegra de corazón que la visita te haya resultado agradable. Un saludo.
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