Nunca he tenido una pecera, pero recuerdo la primera vez que vi una y fue en casa de uno de mis tíos paternos en Beasain. Aún recuerdo el sonido del agua siendo bombeada para mantener el oxígeno en ella y los peces siguieran vivos.
Ahora bien, cada vez que veo una pecera, como ha sido el caso, me acuerdo de aquella gran pecera rectangular del salón. Ahora hace chopocientos años desaparecida...
¡¡Qué recuerdos!!
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