No mucha gente conserva el don de la empatía con el que nacemos cuando de críos somos un valle abierto en nuestras emociones, y no hay edificaciones y muros construidos por nosotros mismos al vivir la vida de un modo u otro...
Si bien es cierto que, aunque muchas personas hemos llegado a conservar una gran parte de esa empatía por haber sido; a una edad muy temprana; conscientes de ella o de nuestras emociones (y lo que sentirlas/compartirlas implican); y hemos sabido conservar su status con total indiferencia de las influencias de terceros; no todo el mundo tiene la fuerza, ni la voluntad de hacerlo. Y para muchas de esas personas débiles; aunque por tener muros más altos y cobijados se sienten fuertes; el resto que son diferentes a ellos son considerados unos simples sentimentales. Esto está abierto a debate.
Hay muchos tipos de empatía, y muchos de esos tipos se rigen por un momento determinado y/o situación. Hay veces que nos emocionaremos más con la situación familiar de alguien, otras veces con esas personas que desgraciadamente no tienen lo que los demás podemos tener, o incluso por el simple hecho de ver una película y emocionarte con una determinada escena.
Bendita empatía... Peligrosa sí, pero si aprendemos a gestionarla, sin tener que andar construyendo muros a nuestro alrededor, la vida puede depararnos grandes y placenteras sorpresas.
Y aquí el simpático vídeo por el que he escrito esta pequeña y resumidísima reflexión. ¿Alguno conserváis aunque sea una brizna de los sentimientos PUROS que poseíamos cuando éramos críos?
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